La "mediación líquida", inspirada en el concepto de "modernidad líquida" de Zygmunt Bauman, describe un entorno social marcado por la volatilidad y la fluidez. En este contexto, la mediación también debe adaptarse a nuevas dinámicas, siendo más flexible, rápida y, a menudo, temporal. La obra de Alberto Elisavetsky y María Victoria Marun, Mediación Conectada y el Futuro de la ODR (Editorial Erreius), explora cómo la tecnología, especialmente la inteligencia artificial (IA) y las plataformas de resolución de disputas en línea (ODR), está transformando el panorama de la mediación, preparando el terreno para el futuro de la resolución de conflictos en la era digital.
Mediación Líquida y Mediación Conectada
La modernidad líquida, tal como la describe Bauman, está marcada por la desaparición de estructuras estables, lo que genera una realidad en constante cambio. Esta fluidez también es evidente en los conflictos actuales, que requieren soluciones rápidas y adaptativas. Elisavetsky y Marun introducen el concepto de "mediación conectada", en la cual las herramientas digitales y la IA juegan un papel crucial, facilitando el acceso y la eficiencia de los procesos de mediación en línea.
La mediación conectada se presenta como una respuesta a la necesidad de gestionar conflictos en una sociedad donde las interacciones digitales predominan. Las soluciones no solo son rápidas y eficientes, sino que también permiten a las partes participar desde cualquier lugar del mundo, gracias a la tecnología. De esta forma, los autores destacan que la mediación debe evolucionar al ritmo de una sociedad digitalizada.
El Rol de la Inteligencia Artificial
La inteligencia artificial es un componente clave en esta mediación conectada. Elisavetsky y Marun explican cómo la IA puede transformar el proceso al automatizar ciertas tareas y ofrecer análisis más profundos sobre los conflictos. Algunas aplicaciones incluyen:
1. *Automatización y apoyo en la mediación*: La IA puede procesar grandes cantidades de información, identificar patrones y ofrecer sugerencias que faciliten la resolución de conflictos. Esto permite que los mediadores se concentren en los aspectos emocionales y humanos del proceso.
2. *Plataformas ODR*: Las plataformas de resolución de conflictos en línea permiten a las partes resolver disputas de manera rápida y sin necesidad de estar físicamente presentes. Estas herramientas, apoyadas por la IA, optimizan el proceso y aumentan la accesibilidad.
3. *Monitoreo de acuerdos*: Dado que la mediación líquida implica que los acuerdos puedan necesitar ajustes con el tiempo, la IA puede desempeñar un papel crucial en el seguimiento de los compromisos y sugerir modificaciones cuando las circunstancias cambien, asegurando que las soluciones se mantengan relevantes y efectivas.
El Futuro de la ODR
En Mediación Conectada y el Futuro de la ODR, los autores describen un futuro en el que las plataformas digitales permiten una resolución de conflictos ágil, segura y global, utilizando tecnologías como blockchain para garantizar la transparencia de los acuerdos. Elisavetsky y Marun subrayan que, aunque la tecnología juega un papel esencial en la mediación, el componente humano sigue siendo fundamental. La tecnología no debe reemplazar la empatía, la confianza y la capacidad del mediador para guiar a las partes hacia una solución justa y duradera.
Desafíos Éticos y el Rol del Mediador
Tanto Elisavetsky como Marun destacan la importancia de abordar los desafíos éticos que plantea el uso de IA y plataformas ODR en la mediación. La imparcialidad de los algoritmos, la protección de datos personales y la transparencia en los procesos son cuestiones clave que no deben ser ignoradas. Los mediadores deberán estar preparados para trabajar con estas herramientas, asegurándose de que los valores humanos sigan siendo prioritarios en cada etapa del proceso.
La mediación líquida, tal como la plantean Alberto Elisavetsky y María Victoria Marun, representa una evolución necesaria en la resolución de conflictos, en sintonía con los cambios de la modernidad líquida. La mediación conectada y el uso de inteligencia artificial están transformando el campo, haciéndolo más accesible y eficiente. Sin embargo, tanto la tecnología como la mediación deben seguir centrándose en los valores humanos para garantizar que las soluciones sean no solo ágiles, sino también justas y sostenibles a largo plazo.
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