El Consejo Federal de Justicia (CJF) aprobó, en 2021, incentivar el uso de herramientas de inteligencia artificial (IA) para apoyar a las partes y al árbitro durante los procesos arbitrales en tribunales federales de primera y segunda instancia. El CJF, sin embargo, advirtió sobre la necesidad de “observar las garantías constitucionales del debido proceso legal, en particular el derecho a la participación y el derecho a un proceso contradictorio”.
El pliego 106 del CJF fue aprobado durante la II Jornada para la Prevención y Solución Extrajudicial de Controversias, cuyo objetivo fue ampliar el uso del arbitraje en la resolución de conflictos.
El arbitraje es un mecanismo extrajudicial para resolver disputas comerciales. Al ser menos burocrático, el proceso de arbitraje es más ágil que en el Poder Judicial. En el arbitraje, las partes en disputa acuerdan someter la disputa a un árbitro o tribunal privado, quien al final del proceso decidirá quién tiene razón.
A grandes rasgos, la inteligencia artificial opera a partir de algoritmos que acumulan conocimiento a partir de datos proporcionados previamente. La expectativa es que al procesar esta información, la IA pueda encontrar soluciones a los problemas presentados.
El uso de la inteligencia artificial en el arbitraje ya es una realidad, especialmente en las medianas y grandes empresas.
“Hay dos usos principales de la IA en las oficinas. El primero es el descubrimiento, cuando las partes reciben documentos de la otra parte. Suelen existir grandes volúmenes de documentos y la inteligencia artificial optimiza la extracción de información relevante. El segundo uso más común es traducir y resumir documentos”, explica Sávio Andrade, de Machado Meyer Advogados.
Esta tecnología se puede utilizar de varias otras formas para optimizar el trabajo en los procedimientos de arbitraje.
“Algunas de estas aplicaciones incluyen transcripción de audiencias, corrección gramatical, selección de árbitros y análisis de conflictos, investigación de jurisprudencia, generación de borradores, análisis predictivo y revisión de términos contractuales. Sin embargo, no hay uniformidad en la aplicación de estas herramientas y, dada la relativa novedad de la disponibilidad masiva de soluciones de IA, generalmente no existe una directriz específica sobre su uso en los procedimientos de las cámaras de arbitraje”, dice Bernardo Fico, socio de Maranhão & Menezes Abogados.
Pero los expertos advierten que el uso de la IA debe realizarse con cuidado para evitar conclusiones erróneas o sesgos discriminatorios.
“Este uso no se puede hacer de forma descuidada, porque la herramienta puede inventar cosas. El usuario debe aprovechar la capacidad de organizar y resumir la información que trae la IA, pero siempre debe verificar la veracidad de lo que le proporciona”, destaca Eduardo Perazza, de Machado Meyer Advogados.
En mayo de este año, en Estados Unidos, se volvió viral el caso de un abogado que presentó una demanda utilizando precedentes jurisprudenciales inventados por ChatGPT. El profesional fue reprendido por el juez del caso, quien dijo que se presentó “una circunstancia inédita”, con un documento lleno de “citas y decisiones judiciales falsas”.
En Brasil, en abril, un abogado fue multado con R$ 2.604 por litigio de mala fe, por haber presentado una petición escrita por ChatGPT ante el Tribunal Superior Electoral (TSE). En su decisión, el Ministro Benedito Gonçalves destacó que “el peticionario es abogado, por lo que se presume su pleno conocimiento de la insuficiencia del material presentado como sustento para intervenir en el caso”.
“Para mi investigación de maestría, puse un concepto legal en ChatGPT y le pedí artículos sobre el tema. La herramienta me trajo tres artículos. Revisé y descubrí que ninguno de los artículos existía. Los autores existieron. En algún momento hablaron de lado sobre el tema, pero nunca escribieron los artículos que me entregó la IA como si hubieran sido escritos por ellos”, revela Sávio Andrade, de Machado Meyer Advogados.
Bernardo Fico, de Maranhão & Menezes Advogados, destaca que uno de los principales desafíos que se enfrentan al incorporar la IA en los arbitrajes es precisamente la falta de transparencia en su funcionamiento. Esto se debe a que no es posible saber qué fuentes de información o parámetros fueron adoptados por la herramienta para presentar sus conclusiones y respuestas.
“En muchos casos, el proceso de aprendizaje automático es opaco. A esto lo llamamos caja negra porque la lógica subyacente no es accesible ni comprensible para los humanos. Por tanto, la aplicación de la IA debe cumplir estrictamente con principios éticos y legales, cumpliendo con criterios técnicos de fiabilidad, trazabilidad y responsabilidad como forma de mitigar estos riesgos”, afirma el experto.
Para mitigar los sesgos de la inteligencia artificial que pueden impactar los procesos de arbitraje con información discriminatoria, los expertos señalan dos medidas. El primero es adoptar criterios de equidad en la construcción de estos sistemas, con la recogida de datos diversos, representativos y equilibrados en el proceso de entrenamiento de las máquinas.
La segunda sugerencia es la necesidad de que los equipos de desarrollo de IA también sean diversos en términos de género, raza, orientación sexual e incluso formación académica, incluyendo técnicos y profesionales de las ciencias humanas.
Carolina Smirnovas, de Manesco Advogados, destaca la importancia de que las cámaras arbitrales regulen el uso de inteligencia artificial en sus procesos.
“Es necesario tener claro en qué situaciones se puede utilizar la IA, si las partes deben informar cuándo utilizan la herramienta y sus motivos. Esta regulación también debe ser pactada por las partes en el Acuerdo de Arbitraje, para evitar posibles nulidades –algo que la comunidad arbitral definitivamente no quiere”, dice el abogado.
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