La salud y el bienestar de los médicos residentes son fundamentales debido a los múltiples roles que desempeñan, como estudiantes, profesores y proveedores de atención médica. Estas funciones los exponen a diversos factores de estrés que pueden impactar su salud mental y su capacidad para cuidar a los pacientes. Entre los principales desafíos que enfrentan se encuentran la intimidación, el acoso y la discriminación, según indican estudios internacionales. Por ejemplo, una encuesta realizada en Canadá en 2018 reveló que el 78.2% de los residentes experimentó algún tipo de acoso, incluyendo comentarios verbales inapropiados y la asignación de trabajo como forma de castigo. Los perpetradores de estos actos suelen ser médicos supervisores, enfermeras, otros profesionales de la salud, e incluso otros residentes.
El abuso psicológico, la discriminación de género, el acoso sexual, la homofobia y la discriminación racial también son problemas comunes. Cerca del 50% de los residentes ha denunciado haber sufrido abuso psicológico. Un estudio realizado en Estados Unidos mostró que la mayoría de las mujeres en prácticas hospitalarias reportaron haber sido víctimas de discriminación durante su formación. Esta situación refleja una problemática global que también afecta a los países en desarrollo, donde la calidad de la educación es menor y los mecanismos de denuncia son insuficientes.
En este contexto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) promueve una educación médica centrada en los derechos humanos, enfatizando el derecho a la educación, al trabajo digno y a la salud. No obstante, en los entornos educativos y laborales pueden surgir situaciones que vulneran estos derechos. La falta de claridad en las normativas que rigen la formación de pregrado y posgrado puede propiciar la violación de los derechos de los residentes.231068670019_visor_jats (1).pdf
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